SOCIEDAD E INFANCIA
NUESTRA DEUDA
CON LOS NIÑOS:
EL TRABAJO INFANTIL
De esta cifra, 179 millones están expuestos a las peores formas de trabajo, poniéndose en serio peligro la salud física, mental y moral de estos niños. Esta situación se agrava si tenemos en cuenta que la explotación de los niños en empleos industriales peligrosos y en el comercio sexual está en crecimiento.
Unos 8.400.000 de niños se encuentran sometidos a esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas, trabajo forzoso, reclutamiento obligatorio para intervenir en conflictos armados, prostitución, pornografía, actividades ilícitas o mendicidad. Y 125 millones, en su mayoría niñas, nunca han asistido a la escuela.
Los niños que se encuentran en situación de calle o no tienen un lugar determinada donde vivir, trabajan por su cuenta o para “operadores” del sector informal. El 88% de estos niños/as no asiste a la escuela y el 96% son migrantes, es decir, son niños que vagan de un lugar a otro, duermen en los umbrales de los edificios o negocios. En muchos casos su jornada de trabajo comienza a la madrugada.
Las estadísticas ofrecidas por UNICEF dicen que el 36 % de los chicos que trabajan y estudian aprenden menos en la escuela.
Este mismo organismo (UNICEF) manifiesta que la masa de niños explotados aumentó dramáticamente como consecuencia de las ideas económicas de la última década y media. El crecimiento del trabajo infantil ha ido de la mano del proceso de destrucción de la educación pública. “La educación está desfinanciada y en declinación”, afirma UNICEF, mientras informa que “el gasto educativo per cápita ha declinado significativamente”. Como consecuencia lógica, junto al aumento del trabajo infantil crece el número de analfabetos.
El informe de la Organización Internacional del Trabajo define como trabajadores infantiles a todos los niños económicamente activos con menos de 12 años, a todos los niños entre 12 y 14 años que trabajen mas de 14 horas a la semana, y a todos los niños que teniendo menos de 18 años padecen las peores formas de trabajo.
UNICEF reconoce que “los niños son contratados porque son más fáciles de explotar”. Otros opinan que”los empleadores se benefician con la docilidad de los niños, reconociendo que los niños no pueden organizarse legalmente para cambiar la situación”
En la Argentina , desde 1907 está prohibido el trabajo de menores de 14 años, sin embargo la explotación infantil crece día a día, como consecuencia del desempleo de los adultos, lo que obliga a los niños/as a sostener a sus familias. En los hogares donde la mujer es jefa de hogar, hay mayor número de niños que trabajan,
CAUSAS
Muchas son las causas que provocan esta aberración social, pero sin duda uno de los factores determinantes es la pobreza. Los niños que trabajan son casi en su totalidad niños pobres. En este contexto de desocupación, el trabajo infantil se evidencia como una “estrategia de sobrevivencia familiar”. Desde esta perspectiva el trabajo infantil excede el ámbito familiar y penetra en el campo de lo social.
Otras causas son la discriminación y la criminalidad, entendiéndose a ésta, no sólo como el abuso y explotación de los adultos hacia los menores, sino del abuso y explotación de aquellos que poseen el poder económico, entre los que se pueden contar a los empresarios que, para obtener mayor ganancia, usan mano de obra infantil porque es más barata, no tiene derechos, no se pueden agremiar y reclamar, etc.
También son causantes del trabajo infantil, ciertas prácticas sociales, la esquizofrenia por el consumo, la competitividad del mercado, las emigraciones, etc.
INFANCIA ROBADA PARA EL TURISMO
Cada día aumenta el número de niños y niñas sometidos a la prostitución.
Cuando se viaja, no es extraño recibir junto a la información turística del lugar que se visite, una carpeta con las ofertas sexuales infantiles. Aunque siempre se ha abusado y explotado a los niños, sin duda nunca se había llegado a un nivel tan amplio y voraz de lucro, como el actual.
Los principales compradores de sexo infantil provienen de los países desarrollados económicamente, como Europa Occidental, América del Norte, Australia, Japón y los estados del Golfo Pérsico. Los niños explotados sexualmente, provienen de los países más pobres como el sudeste Asiático, África, América Latina y el Caribe.
En las últimas décadas los países de Europa del Este han comenzado a exportar niños/as para prostituirlos o atraer a los consumidores de sexo infantil a esas regiones empobrecidas.
Estos usuarios de prostitución infantil buscan la impunidad que los países del Tercer Mundo ofrecen, para realizar esta actividad. También el temor al SIDA aumenta la demanda de niños/as, con la errónea creencia que por ser chicos, no estarán contagiados.
Merece un capítulo aparte la explotación sexual de los niños/as vía Internet o la distribución por ese medio de la pornografía infantil.
Enrique Pinedo comenta que en la Biblia se registraron situaciones trágicas muy parecidas a las que hoy vivimos en Latinoamérica. El tráfico de niños/as y adolescentes se menciona en Joel 3:3, “…cambiaron niños por prostitutas y, para emborracharse vendieron niñas por vino” .
Pero es necesario tener en cuenta que la Biblia es contundente en cuanto a este tema: “ A cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños que cree en mí, más le valdría que lo hundieran en lo profundo del mar con una gran piedra de molino atada al cuello” .
En nuestras reflexiones “evangélicas” seguramente pensamos en aquellos niños que no creen en Dios, en que mucho de lo que les pasa es consecuencia del pecado.
Una historia entre tantas
Nunca olvidaré ese día. Cuando entramos al cortadero de ladrillos Claudio nos clavó su mirada llena de angustia y como un quejido de dolor gritó casi silenciosamente “¿Me vienen a buscar? El me va a matar.”. Al momento su madre lo tironeaba del brazo y lo metía en la vivienda, un rancho sin ventanas y con un hueco por puerta de entrada; porque así viven las familias que trabajan en los llamados cortaderos de ladrillos o dicho de otra manera, donde fabrican los ladrillos, eso ladrillos con los que nosotros construimos nuestros hogares.
Veníamos siguiendo la historia de Claudio desde hace muchos meses. Sabíamos que en ese lugar la vida de este niño de 11 años, no valía nada.
Su edad cronológica no coincidía con su físico. Cualquiera hubiera dicho que tenía a lo sumo ocho años.
Su madre, alcohólica, no estaba en condiciones de brindarle la protección que él necesitaba.
Claudio era víctima del maltrato de su padrastro. No solo lo golpeaba causándole mucho daño físico, sino que para evitar las denuncias de docentes o vecinos, utilizaba otros métodos de castigo como dejarlo sin ropa a la intemperie, en le campo durante las noches de invierno. En el mejor de los casos, cuando podía dormir en la vivienda, no le permitía comer ni un pedazo de pan como cena. Otras de sus tácticas era patearle las costillas o, después de golpearlo para “ablandarlo”, hacerle pasar la noche en un pozo, que con golpes y amenazas le había hecho cavar. Ese hombre que el niño creía que iba a reemplazar al padre ausente, se trasformó en su torturador. Claudio se alimentaba en el comedor escolar cuando lograba ir a la escuela, pero la mayoría de las veces no asistía porque su padrastro lo necesitaba para que ayudara en el cortadero.
No voy abundar en detalles de todo lo sucedido durante el día que sacamos a Claudio de ese nefasto lugar. Pasan como en una película las imágenes de ese día, una y otra vez. Recuerdo la mirada de Claudio pidiendo ayuda y cómo sus lágrimas corrieron por su rostro cuando le dijimos que esa noche no dormiría allí, que lo llevaríamos a un lugar seguro.
No se quien le habrá hablado de Dios, o si realmente alguien, alguna vez, le dijo a Claudio que Dios existía. Pero cuando subimos a la camioneta, el niño se acurrucó entre los brazos de uno de nosotros y exclamó con alivio,” anoche y esta mañana le pedí a Dios tantas veces que me salvara, que mandara a alguien que me ayudara y entonces aparecieron ustedes.
Vio seño, Dios me escuchó y me salvó…”
Qué bueno pensar que Dios, nuestro amado Señor es más grande de lo que creemos y pensamos, y se a quién quiere y cómo quiere por su gran amor.
CONSECUENCIAS DEL TRABAJO SOBRE LA SALUD DE LOS NIÑOS
Como ya se dijo, son muy graves las consecuencias que trae el trabajo infantil, entre otras, lesiones visuales, deformaciones, lesiones óseas, accidentes y muerte. Son numerosos y muy crueles los métodos usados para lograr un mayor rendimiento en el trabajo, al punto que, en algunos casos, muchos niños/ as no llegan a cumplir los 12 años.
Por otro lado, trabajar en la oscuridad, acarrear pesos, mantiene posturas no acostumbradas por muchísimo tiempo, afectan el crecimiento y el desarrollo óseo.
La falta de descanso, la ausencia del juego y la separación de su familia, trae aparejado efectos nocivos sobre la psiquis del niño, que afectarán toda su vida. Ni hablar de los daños psíquicos y físicos que acarrear la explotación sexual infantil.
En aquellos casos donde el trabajo infantil es realizado como una forma de subsistencia, además de los riesgos físicos y mentales, el niño empeña su futuro porque, en un altísimo porcentaje abandona la escuela. Ellos son trabajadores hoy y analfabetos mañana.
El Director de la Organización Internacional del Trabajo dijo que “La niñez es un período de la vida que debería dedicarse, no al trabajo, sino a la educación y la formación; el trabajo infantil, por su propia índoles y por las condiciones que se realiza, compromete el potencial de los niños para llegar a ser adultos productivos y útiles en la sociedad. Finalmente, el trabajo infantil es evitable y es posible progresar hacia su eliminación dondequiera que exista la voluntad política de combatirlo con determinación”
Indudablemente la educación es uno de los factores fundamentales en la prevención del trabajo infantil. La relación niño/ trabajo lleva una alta tasa de mortalidad infantil y alimenta la espiral de pobreza.
Las cifras y/o porcentajes expuestos marcan con fuerza la magnitud del problema o lo que es peor aún, cuál es su tendencia para el futuro si la situación no se modifica. Es necesario recordar que cada cifra o porcentaje hacen referencia a niños/as que no logran cubrir las necesidades mínimas de alimentación, lo cual provocará, en unos pocos años, un retraso su desarrollo físico y mental. Pero también se debe tener en cuenta que esta problemática genera exclusión, resentimiento, perdida de los lazos familiares y de los valores fundamentales y sobre todo, menosprecio por la vida.
En cuanto a lo educativo, en la mayoría de los casos los niños y adolescentes abandonan la escuela para salir a trabajar, no en un trabajo calificado sino como “limpia vidrios” o vendedor de flores. Todo esto genera lo que ha dado en llamarse “el círculo vicioso de la pobreza” que es difícil terminar.
Cuando los chicos dejan la escuela para mendigar o trabajar, se corta el proceso de aprendizaje que les permitirá en un futuro acceder a un trabajo de mejor calidad o al menos no tan precario. Una persona sin capacitación sólo tendrá acceso a un trabajo precario y eso dificultará el sostén de su familia, por o tanto también sus hijos deberán abandonar la escuela para contribuir al ingreso familiar y así el ciclo se repetirá indefinidamente si no sucede algo que corte esta cadena.
Presentado así el problema, la perspectiva futura es aterradora ya que, si más del 70% de los niños viven en la pobreza, la próxima generación de argentinos será una generación que no habrá podido desarrollar de forma natural su capacidad cerebral y física, y para eso no habrá solución. No solo esta comprometido nuestro presente, sino también el de las futuras generaciones.
El mundo heredará una generación de trabajadores analfabetos, sin capacitación, con muy bajos ingresos y en malas condiciones físicas.
Los gobiernos de todo el mundo son concientes que el problema del trabajo infantil exige acciones políticas y económicas comprometidas para detenerlo. La pregunta que surge como obvia es, si además de esta toma de conciencia se esta haciendo algo para cambiar esta situación.
¿HAY ALGUNA SOLUCIÓN?
No hay una política nacional definida en cuanto al trabajo infantil. Es necesario no solo definirla sino también articularla con otros aspectos relacionados con las políticas sociales sobre la infancia y sobre todo con la educación, teniendo en cuenta la gratuidad, obligatoriedad, calidad y orientación del sistema educativo, a fin de que el Estado garantice, a través de las estrategias que se deban aplicar, el acceso a la educación de todos los niños.
Analizar la edad adecuada para la incorporación al mercado laboral de manera que no se aliente el abandono y tampoco que se estimule el trabajo clandestino, con las consecuencias que esto provoca sobre la vida de los niños/as.
Estas políticas de infancia deben estar relacionadas a las políticas de salud infantil y de empleo, ya que por ejemplo, evitar el uso de mano de obra barata infantil, redundaría en más puestos laborales para los adultos. Se deben promover acciones que lleven al cumplimiento de las legislaciones laborales existentes y una eficiente aplicación de sanciones para los que no cumplan las normas establecidas sobre el trabajo infantil
Como se dijo, son múltiples las cusas que alientan el trabajo infantil, y es la pobreza la más fuerte de ellas, pero no sólo debe verse al trabajo infantil como una estrategia de sobrevivencia individual y familiar, debe tenerse en cuenta su dimensión macro social y económica.
La situación de abuso, explotación, violencia y riesgo, son los factores sobresalientes en la problemática social del trabajo. De alguna manera todos los miembros de la sociedad somos responsables de esta situación. Sin duda, es el Estado Nacional, Provincial y Municipal, a través de sus políticas, el que debe modificar los factores de riesgo que llevan al acrecentamiento de esta problemática. Pero cuando este no lo asume, ¿debemos quedarnos con la excusa de que a nosotros no nos corresponde?
¿Soy yo acoso guarda de mi hermano? Si, por supuesto que si, hasta que se cumpla la promesa que está en el libro de Zacarías (8.5) “Los niños y las niñas volverán a jugar en las calles de la ciudad…”
* Isaías 65:20 “Nunca mas habrá en ella niños que vivan pocos días,…”
Graciela B. de Celis
“El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensando todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad...
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación”
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO
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